Ayer me di cuenta de la verdadera naturaleza del ser humano.
Resulta que vimos una mantis en el jardín, sí, una de esas que se comen al macho vivo después de copular. El caso que no sólo se comen al macho, sino que también se comen otros insectos, por lo que su labor en nuestro jardín no es desdeñable. Así que, por supuesto, que la dejamos donde la vimos, a merced de lo que yo verdaderamente quería era matarla, mejor dicho, que la matara mi padre.
¿Por qué tenemos ese sentido de la muerte y de la destrucción de todo lo que desconocemos y de todo lo que nos da miedo? Y es curioso también que todo lo que desconocemos de por sí nos da miedo.
Lo peor de todo es que esto mismo lo aplicamos a otros seres de nuestra misma especie.
Ahora entiendo muchas cosas, o eso me parece, aunque creo que seguiré intentando creer que no siempre es así.
Ahora entiendo por qué mucha gente actúa como actúa. Por qué mucha gente intenta destruir al que no conoce, al que no piensa como él, y sobre todo al que actúa de distinta forma que él. Por qué mucha gente actúa sintiéndose superior, creyéndose superior, creyéndose que lo que él hace y lo que él piensa no sólo es lo correcto, sino que es la mejor forma de hacerlo y de creerlo.
Ésta es nuestra naturaleza, la naturaleza de destuir al que no conocemos, al que es diferente, la naturaleza, por tanto, de tenerle miedo, y si podemos tirar la piedra y esconder la mano, mejor.
APOYO Y COMPRENSIÓN vs. MUERTE Y DESTRUCCIÓN.